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22/9/09

“Hay que pensar en construir el barco y no en poner al capitán”, dijo Binner

Calmo, reflexivo, y concentrado más en la situación del país que en las disputas políticas del momento, el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, rechazó, durante una entrevista con este diario, las acusaciones formuladas por un sector del peronismo respecto de que el socialismo es socio político del kirchnerismo. En ese sentido recalcó que «no canjeamos nada, porque tenemos ideas, propuestas y somos coherentes». Prudente y sin apelar a réplicas ácidas, calificó el proyecto de ley de medios como un «avance», especialmente con las modificaciones que se hicieron impulsadas por el propio socialismo. Al referirse a la ansiedad por las candidaturas que prolifera en el escaparate político, recomendó que «hay que pensar en construir el barco y no en poner al capitán». Impulsó un acuerdo con Brasil para fomentar el comercio de granos.

Periodista: Se le adjudica al socialismo, y particularmente a usted, ser socios del kirchnerismo. Esto lo ha formulado en las últimas horas muy crudamente Reutemann en razón del voto favorable socialista de la ley de medios.

Hermes Binner: Mire, nosotros estamos hoy ante los estrados judiciales demandando una deuda que tiene este Gobierno nacional con la provincia de Santa Fe. Hemos agotado la vía administrativa y hoy estamos en la Corte Suprema de Justicia para reclamar, en función de nuestra obligación como funcionarios públicos, por los derechos de los santafesinos. De manera que me parece que este hecho de por sí habla de que no hay ningún acuerdo. Sí respetamos la democracia y respetamos todo aquello que ha opinado y opina la gente, pero de ninguna manera nosotros tenemos un acuerdo con el Gobierno. Tenemos la necesidad de gobernar la provincia de Santa Fe y de reclamar por sus derechos. Le agrego algo: en la historia del socialismo habremos cometido muchos errores, pero no hay un solo caso de corrupción. No canjeamos nada porque tenemos ideas, propuestas que hemos llevado adelante con diversos resultados, pero con coherencia.

P.: ¿Usted no cree que en torno de esta ley hay una lucha de intereses, pero que los involucrados en la disputa se están olvidando de las necesidades del ciudadano común?

H.B.: Bueno, indudablemente hay una pugna de intereses, esto es natural y lógico dentro del sistema en que vivimos. Esto no nos preocupa, lo que sí nos preocupa es la necesidad de entender que los sistema audiovisuales son fundamentales y es un servicio que se le presta a la comunidad y que, como tal, más allá de la naturaleza pública o privada del medio, tiene que llegar a la sociedad con una información veraz, en tiempo y forma, que llegue a todos los rincones de nuestro país. Si hablamos de la provincia de Santa Fe, le digo que para que nos escuchen o nos vean a nivel provincial tenemos que recurrir a un medio nacional. Nos parece que no hace falta ni es justo ir a Buenos Aires para que nos vean y conozcan a los santafesinos, y eso lo posibilita este nuevo proyecto de ley y no lo posibilita la ley vigente.

P.: ¿Qué opina usted del proyecto presentado?

H.B.: Nosotros creemos que es un avance; hay que resaltar que las observaciones que le hizo el Partido Socialista fueron mejoras para la propia ley, como es el caso de separar lo que significan las telefónicas de lo que significan los medios visuales. Realmente, la rentabilidad tan alta que tienen hoy las telefónicas termina, a la corta más que a la larga, por dominar todo el paquete del llamado «triple play». Por otro lado, el órgano de aplicación es un órgano que hasta ahora estaba en manos de un interventor y va a pasar a estar en manos de un cuerpo colegiado de siete miembros, eso es un gran avance. Que haya un régimen federal, de igual modo que existe una federalización en materia de salud, de educación, de agricultura, de comercio, bueno, que también lo haya con el tema de las comunicaciones eso va a fortalecer. La posibilidad, por ejemplo, de que participen las universidades que tienen escuelas de comunicación, es positivo. Y obviamente, también es importante el tema de la distribución de la pauta oficial. Si bien es cierto que esto no es todo lo bueno que hubiésemos esperado, es un avance en relación con lo que sucede hoy.

P.: ¿El problema argentino es un problema político, económico o ético y moral?

H.B.: El problema argentino más que económico es político. El premio Nobel de economía del año 2002, que fue Daniel Kamerman, no era un economista, era un psicólogo y planteó que el tratamiento de los mercados depende del humor, de la confianza de la gente y esto lo notamos días pasados en la localidad santafesina de Las Parejas: vimos que hay una reactivación, que los empresarios tienen liquidez, que han hecho economía de compra y venta muy controlada, que tienen bajo nivel de endeudamiento y tienen esperanza en que esto empiece a funcionar y por lo tanto están preparados para la poscrisis. Lo que sucede es que en general hay una falta de confianza y necesitamos que esto se revierta a través de una política adecuada. Yo creo que el principal error de los Kirchner es haber negado la validez de la agroindustria en el país y evidentemente esta situación ha generado para la provincia de Santa Fe un grado de deterioro en su economía, sobre todo en lo fiscal, que realmente es muy preocupante y dificulta la recuperación futura. Nos va a llevar tiempo, pero desde luego, esta recuperación se va a producir porque hay voluntad, hay iniciativa, hay creatividad. Pero va a ser largo, porque hubo un gran deterioro a partir de decisiones políticas nacionales que nunca compartimos.

P.: ¿Cómo se sale de la crisis?

H.B.: Estamos viviendo tres situaciones simultáneas: por un lado la incomprensión del Gobierno nacional con el campo, por otro lado la sequía prolongada que verdaderamente ha impactado fuertemente en la economía, y por otro la crisis internacional. Como resultado de todo esto, la Argentina ha producido 30.000 toneladas menos de cereales de los 100 millones que estábamos logrando. La FAO dice que para el año 2050, o sea muy pronto, el mundo va a necesitar el doble de la producción de granos que en la actualidad, vale decir que de 3.500 millones de toneladas va a pasar a 7.000 millones de toneladas. La Argentina, y particularmente la región centro, tiene una gran posibilidad de cubrir gran parte de su recuperación a través de esta demanda de alimentos que hoy existe en el mundo. Por eso seguimos creyendo que el Mercosur no puede manejarse de acuerdo con circunstancias, sino que tiene que pensarse de acuerdo con una proyección de la región. En este mundo multipolar es un error no estar de acuerdo con Brasil en políticas comunes, ya sea en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ya sea en posiciones en la Ronda de Doha, ya sea en mostrarnos juntos para vender al mundo. De lo contrario China, en la medida que se recupere, va a optar por comprar soja al que le venda más barato y nosotros tendremos producción, pero no a quien nos compre si no acordamos previamente con Brasil sobre tener un comportamiento similar ante los mercados internacionales. Pienso que hay una gran necesidad de trabajar en conjunto en la región centro, por ejemplo con Córdoba y Entre Ríos, pero también hay que pensar en el Mercosur.

P.: El ciudadano común observa a la dirigencia política enfrentándose, debatiéndose por posiciones, candidaturas, mientras un sinnúmero de dificultades abaten al hombre argentino.

H.B.: Mi opinión es que nuevamente equivocamos el camino; lo que tenemos que construir es el barco, no el capitán. Y acá está la diferencia entre el centenario y el bicentenario de la Patria. En el centenario había un proyecto de Nación. Usted podría compartirlo o no, habrá sido muy a lo Pellegrini o no, pero había un proyecto. Hoy la gran debilidad argentina es que no tiene un proyecto de Nación. Y la oposición al Gobierno actual no se hace buscando a una o dos personas que se puedan reunir en una mesa y decir: «Somos la opción». ¿La opción a qué? La opción se tiene que manifestar en una educación mejor, en un proceso de crecimiento en nuestras investigaciones, en un crecimiento en comercio exterior, en un crecimiento en la transformación de productos primarios en productos elaborados. Pero todo eso depende de muchos factores. Tenemos que pensar en un barco donde tengan cabida todos los sectores: los sectores de cultura, de la investigación, de la sociedad civil, de las universidades, los formadores de opinión. Si no logramos tener un proyecto común, entonces nos pasa lo que sucede hoy con la ley de medios, siempre está la sospecha, el arreglo. Creemos que hay una gran posibilidad en la Argentina y esa posibilidad se da en la medida en que encontremos un denominador común que se llama proyecto de Nación. Un eje estratégico que marque hacia dónde queremos que vaya la Nación argentina, independientemente de los gobiernos. En estos seis años que faltan para el bicentenario podemos recomponer todas nuestras ideas, proponer todo un proyecto de superación para el país y no pensar en el capitán.

Fuente: Ambito Financiero

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