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19/11/10

Pedido de Publicación sobre las Elecciones Vecinales por Fabián Vernetti

Me tocó participar en la Junta Electoral de las elecciones vecinales, en representación del Concejo. Me sorprendió la desvergonzada decisión del gobierno municipal de garantizar el triunfo de sus partidarios a cualquier costo. La mayoría de las listas que no eran de ellos, fueron bajadas a través de diversas artimañas: no se respetó la Ordenanza que regulaba todo el proceso, ni tampoco el Cronograma fijado posteriormente por la Junta Electoral; se persiguió a integrantes de las listas, extorsionándolos de diversas formas (amenazas de retirarles beneficios en casos sociales, laborales, etc.) para que “recapacitaran”, renunciando o desdiciéndose, forzando que entraran en irregularidades; se les exigió cumplimenten requisitos que no se les pidió a las listas propias del municipio; se les garantizó que estaban aceptadas y a último momento se las rechazó; hubo etapas claves donde la Junta Electoral fue reemplazada directamente por el Municipio, que decidía y ejecutaba a su conveniencia. El mismo día de la elección se admitió que una lista estuviese integrada por un vecino no empadronado, cuando cuatro días antes se dejaba afuera una lista opositora por la misma razón. No me alcanzaría una página para describir todo lo que hicieron. Nada los detuvo, y cuando llegó la fecha de la elección, ya casi nada quedaba por definir. La manipulación grosera del proceso electoral incidió sellando la suerte de las elecciones mucho antes del domingo en que se votó. El resultado ya estaba cantado. Las graves irregularidades hirieron severamente la transparencia y preanunciaron resultados que en muchos casos ya están deslegitimados.

Democracia y participación, será en otra ocasión

Me tocó participar en la Junta Electoral de las elecciones vecinales, en representación del Concejo. Me sorprendió la desvergonzada decisión del gobierno municipal de garantizar el triunfo de sus partidarios a cualquier costo. La mayoría de las listas que no eran de ellos, fueron bajadas a través de diversas artimañas: no se respetó la Ordenanza que regulaba todo el proceso, ni tampoco el Cronograma fijado posteriormente por la Junta Electoral; se persiguió a integrantes de las listas, extorsionándolos de diversas formas (amenazas de retirarles beneficios en casos sociales, laborales, etc.) para que “recapacitaran”, renunciando o desdiciéndose, forzando que entraran en irregularidades; se les exigió cumplimenten requisitos que no se les pidió a las listas propias del municipio; se les garantizó que estaban aceptadas y a último momento se las rechazó; hubo etapas claves donde la Junta Electoral fue reemplazada directamente por el Municipio, que decidía y ejecutaba a su conveniencia. El mismo día de la elección se admitió que una lista estuviese integrada por un vecino no empadronado, cuando cuatro días antes se dejaba afuera una lista opositora por la misma razón. No me alcanzaría una página para describir todo lo que hicieron.
Nada los detuvo, y cuando llegó la fecha de la elección, ya casi nada quedaba por definir. La manipulación grosera del proceso electoral incidió sellando la suerte de las elecciones mucho antes del domingo en que se votó. El resultado ya estaba cantado. Las graves irregularidades hirieron severamente la transparencia y preanunciaron resultados que en muchos casos ya están deslegitimados.
Para participar en los 21 barrios, se habían presentado 49 listas. Solo en 2 barrios no había más que una lista y por lo tanto no habría elecciones. Pero después de la “intervención” municipal, el panorama fue absolutamente diferente.
16 listas cayeron, todas de la “oposición”, salvo 2 que respondían al municipio y terminan bajadas por razones estrategias, ya que luchaban entre ellos. De este modo, fueron 11 los barrios en los que no hubo elecciones y fueron automáticamente consagradas las nuevas autoridades, todas identificadas claramente con la municipalidad. De los 10 barrios restantes, hubo 22 listas participando, pero en la mayoría la contienda era entre fracciones del mismo oficialismo. Después de semejante “depuración”, todo el aparato municipal se pudo volcar directamente en 3 o 4 barrios donde realmente existía una puja, desequilibrando cualquier posibilidad.
Votaron 4000 personas movilizadas mayoritariamente por el aparato electoral municipal, ya que casi no existieron otras listas. Y quedaron afuera 208 vecinos que deseaban trabajar para sus barrios. Podrían haber votado 8000 ciudadanos. Se desalentó la participación.
Ganó la municipalidad, es decir, el partido justicialista que ocupa el gobierno y gobierna comportándose como partido; ganó la construcción de una fuerza electoral sólida que no significa de por sí una identificación ideológica, ya que lo que abunda es una identificación económica: decenas, quizás centenas de personas que de alguna manera reciben algún beneficio económico del municipio y que obran, accionan, hacen lo necesario para garantizar que todo permanezca igual; sin los pruritos, los cuestionamientos y los límites que implican una convicción ideología.
Ganó el municipio y perdió el vecinalismo por paliza. Perdió la participación y la transparencia, perdió la ciudadanía, la democracia. Se perdió una buena oportunidad para comenzar a mejorar cualitativamente el sistema democrático vecinal, ya que el intendente obtiene en todos los barrios representantes frente a los vecinos, pero los vecinos seguirán sin tener representantes ante el municipio. Ganó un gobierno que consideró como opositores a los vecinos que componían listas que no representaban directamente al municipio, y a esos no les dio ni justicia. Ganó un gobierno que, más allá de lo discursivo, privilegia claramente (y a cualquier costo) una visión electoral partidaria por sobre una visión de transformación de la realidad. Esa transformación que para concretarla implica construir ciudadanía, ampliar derechos, garantizar la transparencia, impulsar la participación, la libertad, la solidaridad. Venado Tuerto deberá seguir esperando.
No recuerdo en la historia de las elecciones barriales un fraude tan armadito y de tal magnitud. Considero al Sr. Intendente Freyre el máximo responsable de lo que sucedió. Tuvo absoluto conocimiento de todo lo acontecido, y como jefe de gobierno de la ciudad y jefe del partido justicialista, avaló y respaldó por omisión (argumentando que es “respetuoso”) lo que estaban cometiendo sus funcionarios y compañeros políticos. Es una enorme decepción, porque aún como adversario que profesa otras creencias ideológicas, siempre tuve mejores expectativas de su persona y de su gestión. Una enorme decepción porque esto que está aconteciendo es su gestión, la gestión Freyre. En sus discursos y declaraciones se lo escucha hablar seguido de transparencia y participación, pero en la práctica no puede existir lo uno sin lo otro, y tampoco existe lo uno ni lo otro. Su gestión como intendente también será recordada por estos episodios de oscurantismo democrático, cuando decididamente alentó que lo peor de la política volviera de su mano.


Fabián Vernetti
Concejal, integrante de la Junta Electoral, en representación del Concejo Municipal.

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